CIELO, TIERRA, ESCRITURA, FRAGMENTOS APASIONADOS.
Cielo.
Hay cielo y tierra porque los nombra el humano. Tierra y cielo se reflejan a pesar de la finitud de una y la expansión del otro. Si me ubico en el cielo sobre una columna de insondables, la tierra qué representa. Ahora paso a corporizar el cielo. Soy infinita. Estoy allá arriba. Miro hacia abajo, una pelotita de ping-pong azul sonríe. De ella sale una voluta, que me mantiene flotando. Me inflamo y convertida polvo caigo al ping-pong del día al día. Vacío, vertedero intangible del instante.
Una pasión es para consumirse.
La escritura conmueve un planeta y duerme un mundo. Universo y mundo son equivalentes, por qué se usa globo. El mundo sabe que el globo está lleno de aire, flota, se pincha, se quema, mientras la canasta que sostiene cae. Pincho el globo. Tela caída en el suelo, agujereada, chamuscada, hecha jirones. Vaya imagen del mundo.
La lectura proporciona conocimiento, curiosidad, extraña paz. Analizar, investigar, interpretar, no rechazar, y superar el planteo de lo abierto origina pasión.
El estado exaltado se supera con paciencia. En el estado melancólico la impaciencia destruye. Entre ambos estados se busca equilibrio. El equilibrio caracterizado por aproximación es: indefinido, invaluable, inestable, pendular, imantado, flotante, como un globo. Su búsqueda atrapa al incauto durante el transcurso de una vida. Cuando arriba al equilibrio, nada incita a consumir, hace el balance y concluye en un soplido.
Fábula.
En medio del África una manada de elefantes comía arrancando pasto y hojas de un monte. Nuestro grupo bajó del transporte con el guía para observar y sacar fotos. Los alrededores hasta la montaña se veían con poca vegetación por la sequía. El comportamiento tranquilo de los animales invitaba a aproximarse. Con lo que no contamos fue con los depredadores, sigilosos se acercaron por el lado oculto con claras y distintas intenciones. Aconsejó el guía corriéramos por la estepa y en cuanto viésemos una depresión en el terreno tirarnos a lo largo. Cuando la estampida comenzó, todos juntos corrimos hacia una hondonada, aplastándonos pata a pata, meándonos de miedo y cagándonos de susto. La papilla que formamos ni el león la apreció. Luego de la lluvia un arbusto creció. Los lémures se acercaron la primera noche de luna llena y todos los brotes consumieron. Ni el olor ni el sabor a mierda les importó, solo masticar y tragar era su condición. Ahora no somos nada ni papilla, ni arbusto, ni brote. A no ser el lémur pequeño, que tragó sin masticar, cague una semilla y un brote salga para la próxima lluvia. Pero el arbusto será otro.
Tierra en el marco de la tele.
En segundo año de facultad trasmitieron clases por televisión. Preparé temprano el desayuno y encendí el televisor en el cuarto de mis padres, único en la casa. Para lo que no me preparé fue para ver las mismas caras. Nada cambió. Las clases presenciales se realizaban en teatros de gran capacidad y nula visibilidad del alumnado. La segunda sorpresa fue comprobar que los profesores repetían el discurso de años anteriores. Las desgrabaciones impresas a la venta en el kiosco frente a facultad ¿Qué sentido tenía esa mole llevada al medio televisivo? ¿Qué las personas, sin acceso a la educación terciaria, supiesen de qué se trataba? ¿Qué hubiese menos movimiento de los estudiantes? Ahorrar en el alquiler de los teatros. No, estaban expropiados.(Testimonio del campo universitario. Montevideo, Uruguay 1973-1985.)
Releo: ¿qué las personas supiesen de qué se trataba?
Hay instantes en los cuales siento pasible una demanda civil y moral al Estado.
Hay instantes en los cuales siento pasible una demanda civil y moral al Estado.
¿Qué es el Estado? ¿El Estado caduca?
¿Qué es la sociedad?¿Qué sociedad formamos?
Reclamar la ignominia es como reclamar la educación a nuestros mayores.
Es retrotraerse al pasado. Sanguinetti tiene razón.
¿Qué es la sociedad?¿Qué sociedad formamos?
Reclamar la ignominia es como reclamar la educación a nuestros mayores.
Es retrotraerse al pasado. Sanguinetti tiene razón.
El elefante guía la manada al último viaje.
El elefante cae, ojalá fuese un globo.
Los colmillos marfilados, recuerdos mudos,
codician impacientes ser grabados.
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