17.5.15

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Revienta la mañana

     Puede escuchar el rompiente continuo del mar llevando y trayendo sus preciosas caracolas. Sabe que es primitivo, una regresión temporal ¿Dónde principió la vida? Pregunta retórica que la diosa pone en juego así la incentivación, inspiración, no sea solo física, intuida, sino también pensada.
     Porque el basamento que mis dedos sostienen en comprimida masa tiene miríadas de información a la cual no accedo; no por la falta de lenguaje, cálculo, ecuaciones, herramientas ampliatorias o laboratorio, sino porque haciendo a un lado el montón de información, inaccesible síntesis, el relato resultará en algo temporario. Vale por este momento.
     Entonces sólo lo observo. Forma casi parabólica. Eje mayor de tres centímetros y menor de dos. Superficie lisa y oscura de un lado, marrón con protuberancia y rajadura del otro. Imagino que de separarlo los perfiles serían ásperos no suaves y desgastados como lo siento. Del lado liso y negro pequeñas vetas de marrón lo recorren. Caprichosamente sé que alguna interpretación pudiese dar de las figuras pero mi vista no tiene fuerza.
     Coloco la piedra en un pote con agua, tomo la lupa, observo girando un cuarto a la derecha.
     
     En medio de la noche oscura del vacío una nebulosa se extiende lujuriosa. Su masa se separa diluida en gases extendidos como rayos. El fuego de donde parte dirige sus llamas. Así cruza rauda el universo alcanzando la masa compacta de un Athos asediado por la telaraña oscura del vacío.

     ¿Por qué la diosa parte de la piedra y salta al vacío? ¿Por qué la diosa interpretaría una ascensión al Athos cuando declina la vida? ¿ Es que la diosa quiere creer? ¿Está harta de la duda? ¿Qué es la duda: el misterio, la concupiscencia, la falta, el otro lado marrón y protuberante?
     Hay qué rápido cae, la visión en la rajadura, al otro lado, especular trae eso.
     Y la diosa decide interrumpir porque el próximo paso sería partir la piedra.
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