20.10.14

Acontecimiento

"El happening tiene sus orígenes y primeras manifestaciones en América. Su contexto e inspiración es el neodadaísmo, sin mayores alcances sociales y políticos. El happening se convierte en un gesto agresivo de los artistas como reacción a una situación de las artes en una sociedad que entre la saturación mercantil y la falta de objetivos, degrada su quehacer a una actividad sin sentido." 
“ArteContemporáneo”, Larry Shinner


Esta voz ampulosa; la de mi relato interior, es muy irritante, son rumiaciones como si tuviese cuatro estómagos donde los hechos de mi vida ofician de retroalimentación para el presente. La identifico con el género femenino en su estructura de contención, conservadora, en general aseverativa pero sin fundamento más allá de experiencias vitales y lecturas. Esta voz es la vieja que no sabe pero se las cree todas, mostrando firmeza donde una máscara de barro cubre el mimetismo con el otro. La detesto y antes de pasar a odiarla decido exorcizarla. El único objetivo que percibo afloraría en la coherencia de quién pretendo ser: una escriba.


El porque de una imposible declaración de amor


Mi primer amor fue una esquela. La recibió mi madre a través de la banderola en la cocina lavando platos. 
Miguel, de la altura de mi madre, era un muchacho hermoso. Mamá estaba chocha, su hija marimacho de trece años recibía una nota de amor. Yo miré el trozo de hoja y quise romperlo, me sentía ofendida; no era el primer episodio de declaración amorosa al cual me enfrentaba y sólo sabía responder ofendida o con indiferencia hacia el otro o lo que viniera del otro.

Después más tranquila observé el papel. La redacción y caligrafía manuscrita eran impecables como las de mi amiga Silvia que había hecho plana todo primaria. Pero del otro lado unos dibujitos queriendo ser corazones con iniciales dentro eran de una simpleza, falta de coordinación y fuerza en el trazo que la evidencia del plagio, saltaba a la vista.
Ahí asumí la detective: yo esto lo resuelvo, lo que me interesa saber es quién es el de la impecable caligrafía y quién el de los impresentables dibujitos.

La quedé, me enamoré de la esquela y el posible relato de ambos engañadores. A poco concluí que Víctor, pupilo en colegio católico, era el escribiente y Miguel sin ingreso al secundario era el delirante. Satisfecha con mis conclusiones y fría como siempre seguí en lo mío.

No pasó mucho cuando Víctor se me acercó para explicarme como fueron los hechos. Me dijo que Miguel esperaba una respuesta y yo le dije que espere tranquilo. Víctor estaba nervioso e insistió que lo perdonara por el engaño. Le aseveré que su intervención no había tenido nada de malo y que me había dado cuenta de la tramoya por las diferencias entre la escritura de un lado y los dibujos del otro lado.

Todo bien; hasta que a los días empecé a preocuparme. Víctor era el verdadero delirante que aprovechando la atracción de Miguel se presentaba camuflado. ¡Qué julepe me dio! Miguel era simple se presentaba en un juego de tiro y si recojo bien y sino también, pero cuál sería el próximo paso del extímido Víctor.

Por suerte, ese verano nos mudamos bien lejos. Cuando visité a mis amigas en invierno fui con el uniforme, camisa, suéter y jumper hasta las pantorrillas. Parecía novicia. Víctor se enteró de mi presencia cuando ya me iba; preguntó, qué estudiaba. Yo contesté con toda la firmeza posible: ¡Para monja! No se la creyó pero no insistió.


¿Por qué me enamoro del discurso del otro?

El planteo da lugar a una respuesta individual, si quieren pueden generalizar: es mi necesidad estar enamorada. Necesito del saber, del otro, de mí. Así quizá como un atributo de la esencia que me define ser humana, sea el amor válido.
Ahora, sus implicancias físico-químicas trasmitidas a través del contacto son también verdaderas. Entonces tenemos aquí una pareja cerebro-cuerpo conectada por un sentido (interno-externo), sentimiento, vínculo amoroso.
Muy desvalorizado por cierto como todos los sentimientos, basta soportar las telenovelas.


¿Cómo, cuantificar, clasificar una emoción?

La tendencia cualificatoria-clasificatoria me llevaría a proponer una lista de intensidades según sea el depositario del dichoso sentimiento.
Mi hija me llama la atención; "es una bolsa grande mamá la que representa al amor, nada más plantear si es condicionado o incondicional; no podes equipararlo con odio o indiferencia." 
No me cabe duda a ella le aplico el incondicional, tan amorosa, siempre marcándome conceptos y límites.

Así pues, propongo que tampoco tenga definición el objeto-sujeto de amor. Porque una vez cae dentro del entorno podemos interactuar: indiferencia, amor, odio son las reacciones posibles.

Cuando una triste golondrina no logra conquistar el verano es que; dice un maestro, se produce el yo lírico donde proyecta su vuelo y emigra. 
La despedida, separación del amado por supuesto implica dolor así como en la primera etapa hubo una constante felicidad. De ahí, de ese inicio el amor se expande afirmando la cualidad de ser.


Inversión, absoluto, vuelta a empezar


Cacofonía o cómo lo obsceno forma parte del amor

En El fantasma de la libertad de Luis Buñuel se invierten las relaciones entre comer y defecar: los comensales se sientan alrededor de una  mesa, cada uno sobre un wáter conversando agradablemente y, cuando tienen ganas de comer preguntan en voz baja por el sitio apartado.

Esta capacidad de inversión entre lo público y lo privado sin sentido del cineasta me atrapa como si algo racional hubiese en la acción, tampoco el amor es inteligible.

Cuando la diversidad me apabulla mi opción es no optar y menos que menos oponerme a que los otros elijan.


¿Y cuando en el lazo no es posible el nudo?

La gitana la miró a los ojos y dijo - tú estáis muy enamoraa. Sí es verdad -respondió ella. 
Entonces ¿por qué no estáis juntos?- preguntó la adivina.
La adivina da siempre en el clavo con respecto al amor porque los vínculos, establecidos alrededor de su lazo, no han variado gran cosa desde que ellos son nómadas y nosotros nos volvimos sedentarios.

La intensidad en la emoción depende de la sujeta y no va en correspondencia directa con el objeto-sujeto de amor, es casi regla que sea una correspondencia indirecta. Pero esto lejos de ser una desventaja, sirve para que la selección "yo te amo si tú me amas" no tenga sentido, puesto que no lo tiene.

Amar es un absoluto, un valor invaluable.
Y su inverso la ira solapada que todos manipulamos ya no tiene justificación.

¿Y por qué la insistencia en el sentido de sí, de la vida en uno de sus atributos?

Me hace falta contestarlo.
¿Qué significado posee la conquista del otro?

No hay significación posible en la invasión o en el empeño porque el otro actúe bajo mis condiciones.
Pero queda aún la seducción, ah pícara.
Ésta se da en una serie detallada de pasos según me enseñaron: a - consigue la mirada e - pedido de acercamiento i - mimetismo o - huida u - sublimación.

En la distancia el yo lírico se cuenta a sí mismo y aquí estoy haciendo letra.

Oficio de copista...”los equívocos han obedecido principalmente a las interpretaciones apresuradas, maximalistas o ilusorias de la identificación arte-vida."(Arte Contemporáneo)

Cuando comenzó la disolución de los valores, la inversión del poder militar sobre los ciudadanos, mi generación salía de la infancia.

Hoy como generación bisagra en nuestra sociedad contribuyo con una ligera inquietud respecto al comentario: ¡algo hay que hacer!

Sí escucharlos, escucharlas fomentando los sentidos valores absolutos: confianza, amor, verdad, libertad, justicia y debe haber más.





11.10.14

¿De dónde proviene el sentido de la verdad?

¿Dónde está la verdad del amor?

No hago arte.



El planteo alrededor de una mesa buscando la verdad del asunto me suena a sin sentido. Como ejemplifica el cuento “En el bosque” de R. Akutagawa las siete versiones dadas por sus personajes resultan verídicas, entonces ¿cuál es la verdad? 
La escritura como la comunicación son necesidades, impulsos que tratamos de controlar. Porque si todos fuésemos a comunicar cualquier cosa la consecuencia sería un ruido sin ton ni son. Más o menos como al prender un aparato televisivo. Yo enmudezco el sonido cuando empieza la publicidad, y ustedes. Sí estoy dejando a un lado la imagen, bueno, a veces más vale ni verla.
Si sacamos la escritura con fines específicos como guiones, novelas, especialidades, manuales, autoayuda, prosa y poesía. O sea reconocemos su verdad es existir, son objetos en sí mismos ¿Qué queda? La escritura aficionada. Un taller acá, otro allí y entre nosotros volcamos una parte del conocimiento, práctica, y estamos en la techné del asunto.

Cuando aparece la expresión obra de arte, un autor, Larry Shiner la plantea como una invención dentro de la historia cultural. Hay cierta pomposidad en el aire que exige. Sé apreciarla, sé que existe, siempre estoy asombrándome con alguna. No pretendo alcanzar esa condición. No me va la vida en ello. Si valoro a la escritura como un instrumento social, provocativo, inmanente del aprendizaje.


Si la vida es un simulacro según la teoría del sujeto. Un juego de apariencias porque lo que el sujeto dice puede ser un engaño. No puedo pensar que en la escritura se encuentre la verdad, ni en el arte.
Es la verdad otra perfección a la cual no llegamos. Nos queda interpretar, y el sentido de lo que digo, de lo que escribo puedo asociar, sospechar pero lo que el otro mira, interpreta, concluye, coincidirá en algo según su cultura. Si pretendo comprender un texto escrito en el siglo XVIII necesito tener en cuenta la época, biografía del autor, comparar con otros y aun así esa escritura me es difícil comprenderla por diferencias gramaticales y de traducción.
En filosofía vemos a la escritura como un corte donde quien soy ahora duda de quien yo era. René Descartes en “Meditaciones Metafísicas” enseña el proceso, su pasaje de un estado al otro. San Agustín analiza sus pecados del pasado relatando en “Confesiones” como cambia de estadio en el ascenso a Dios. En la cultura occidental la redención se hace necesaria porque todos vivimos en falta ¿Esta última verdad sigue siendo válida?
Entonces la escritura es un mecanismo donde reflejamos la aparente vida de ciertos personajes que nos representan. No podemos abarcar todos los sentidos en el lenguaje hablado ni escrito. Apenas un roce indicando estás ahí, estoy acá. Reconocerse habitantes del tiempo en una revisión discontinua de hábitos, del pasado; a esto Hegel lo llama dialéctica. Si la entrega del autor es auténtica, yo creo, es cuando resultan los libros apetecibles. Uno los come, deglute a través de los años porque dan jugo. Una imagen que aprendí ayer es: lo material se vuelve idea en la interpretación y a su vez la idea se solidifica, pero no todo, siempre hay un resto por el cual seguimos. Si es un buen pasatiempo, bien; quizá para algún adulto maduro sea el juego que le queda para disfrutar.
Cuando jugamos en sociedad a conocernos, la identidad es considerada en los roles. Sin embargo sabemos que tanto nombre, profesión, hobby, estado civil y subsiguiente no son nuestra definición. La complejidad de cada uno no tiene cabida en el lenguaje. Aún queda por nombrar parte de lo que somos, la escritura intenta aproximarse al conocimiento del ser.
Entonces los sentidos hallados y enfrentados que rescato en la escritura son formación del ser, educación, socialización, entretenimiento, mejora del lenguaje. Pongamos a buscar un instrumento que logre estos sentidos obviando la escritura. Por ejemplo: la imagen, la música, la oratoria, las artes en general ¿Dónde nos apoyaríamos como base de ese conocimiento sin la escritura? En grabaciones sonoras pongamos. No sería ésta civilización posible si no practicamos la mímesis en el lenguaje oral y escrito.
Entonces mi raciocinio me indica el sentido de la verdad como búsqueda, sería una idea que cada uno cree poder alcanzar.
Y si el sentido del ridículo, la ironía, la burla sirven para ejemplificar; también lo usamos ya que el humor en sentido positivo o el escarnio en sentido negativo pueden llevarnos a risa desde el parapeto de la lectura y a lágrimas de conmovido reconocimiento.
Parecería que la escritura pretende mostrar una copia del mundo y no dejamos de intentarlo. De último, de no tener propósito, entonces la escritura se convierte en un hecho fortuito como “El discurso vacío” de Levrero. Aunque alguno encuentre justificación en su publicación, no me incluyo. Me resulta una estafa hacia el lector. Aquí pueden entrar a perorar escribiendo un montón los que justifican el objeto libro en sí, muy en boga en estos días.
Si la escritura representa el corte en que la civilización pasa a relatarse, yo no preciso más sentido que ese.
En cuanto a la creación, pasaje de la fantasía a lo simbólico sigue siendo un punto oculto. Yo no puedo verme en el acto de la fantasía ya que es concomitante al de la escritura. Viene la imagen y salto a describirla. Viene la frase, inmediatamente la escribo sin tener idea que seguirá.
La lectura posterior permite realizar asociaciones e interpretaciones y la necesidad de darlo a conocer, volcar el interior hacia el exterior aun no estoy segura pero creo es parte del acto social.
¿Y la existencia del amor depende de la verdad? ¿Qué es primero este sentimiento abarcable o los seres en quienes me apoyo? ¿Pertenece a la inteligencia, es una práctica en base a ensayo y error? ¿Por qué amo y no odio? ¿Es una opción que no me permito? ¿Es una construcción? ¿Si quiero proporcionarle características por qué se vuelve infinito?
¿Qué propongo como verdad?
El estudio del psicoanálisis ha dado como resultado la verdad del delirio. El psicótico trasmite la verdad porque la cree. Ocupa el lugar divino, su discurso no necesita interlocutor. Dios le habla en el mismo lenguaje y le da ha conocer todos los misterios.  Los demás mortales creamos tesis para ser rebatidas. Las teorías no son verdades. Y cuando ocupamos el lugar del Mesías, trasmitiendo el conocimiento, entonces sabemos que seremos sacrificados. La redención es una prioridad en la cultura occidental. El discurso está puesto en duda. Los que dudamos interpretamos que todo enunciado está para ser revisado e interpretado. Inclusive éste, por y para creerse lógico.
En el confesionario
Ante la convocatoria de Carlos me pregunté y dudé que tuviese algo sobre lo que escribir. El rollo abierto el pasado año me había durado hasta diciembre y hasta febrero había vuelto sobre lo escrito, corrigiendo. Lo más difícil confirmé, tal como nos lo había enseñado, era mantener el hilo del relato hecho por entregas y corregir, corregir para darle cierta coherencia. Hacia un mes que ni la imaginación ni las frases surgían con ánimo para aplicar a la escritura. Entonces viene con el planteo de la verdad.
En verdad puedo decir que la misma nunca ha sido de mi interés. Reconozco que es uno de los temas frecuentados por filosofía, religión, psicología, lógica y otros que no sé. La que llamó mi atención y me creó dudas ha sido la mentira toda mi infancia, ayer nomás.
¿Qué necesidad tenían las personas de mentir? ¿Para qué y por qué se inventaban historias con las cuales obtenían según ellas beneficios? ¿Cómo hacían para inventar mentiras? Una de las conclusiones a que llegué fue que por falta de inventiva, yo no sabía contar mentiras y por tanto no podría ser escritora.
El suplicio llegaba a la hora del confesionario. No pregunten de qué año escribo, fue en la predictadura. No nos salvábamos de ir por lo menos una vez a la semana. Mientras esperaba mi turno la cabeza me hervía repasando mi comportamiento y no hallaba motivos de confesión, tampoco se me ocurría inventar nada. No sabía del pecado de soberbia y menos el de ignorancia. En cuanto a la masturbación, ante mi pregunta, el sacerdote había comentado que no era pecado si no la acompañaba de malos pensamientos. Entonces, solo quedaba repetir la frase 'he pecado de malos pensamientos' ¿Cuáles serían los malos pensamientos a mi vez me preguntaba? Y el cura preguntaba: ¿con respecto a tus padres? Sí, contestaba, qué otra podría decir, soñaba con poder mentirles.
Creo que no supe de malos pensamientos hasta después de cumplido el medio siglo. Qué buenos  están, cómo los disfruto y los vuelco a la escritura.

5.10.14


Púlsar


Yo te deseo/ yo te amo/ tú redundas

Andrómeda en la espiral
suspira ¿quién soy?
divinidad líquida me incorporo

La fantasía continua desafía
El dolor puede estar ausente
salada lágrima es la cura

Sentido el tacto es cuando cuaja
gozo del tú yo invertido
permaneciendo el ánimo inclusivo

Tu mirada asusta y enerva
empuja, adhiero veleidad
quiero apartar el escollo

Mito, sentido y anhelo nos definen
Heme aquí como Prometeo encadenada
con pecado el mar invade y Cetus devora

te amo/ te deseo/ yo redundo




        espacio