“Cuando Picasso visitó el museo Trocadero quedó extasiado ante la instalación de los enseres sudafricanos. Las máscaras, figuras, cucharas y todo utensilio de madera demostraban una abstracción estética de la figura. El arte europeo era bidimensional, con el africano se conoce el tridimensional, envidiable. Si no se les reconocía era por carecer de gestores de su producción, decía Pablo” – Lic. Andrea Carriquiry, taller de Arte y Cultura (2013)
“El
sueño”, Henri Rousseau (1844-1910), última obra.
¿De
qué estamos escribiendo?
La ficción ha estado relacionada con mundos futuristas, durante el siglo XX. Textos e imágenes donde a veces las necesidades humanas son cubiertas a través del desarrollo científico, industrial y tecnológico. De alguna manera estamos insertos en ese mundo visionado por nuestros antepasados.
Supongamos, un acabado todo ¿qué mundo podría recrearse? y entonces aparecen desarrollos medievales con toda la carga del sistema feudal o tribal. También están las sagas de mundos paralelos, animales que hablan, mundos dominados por ciborgs con los humanos de esclavos, loopers, rulos donde el relato no transcurre lineal sino en saltos temporales. En fin, a medida que la locura humana se concreta, acaso debiéramos fantasear con cierto recato, tomando responsabilidad, no de un pacato código moral sino de una consecución de nuestra condición ¿Qué condición? Finitos-fin.
“Hilda en Marte y yo en la Luna”1
Puerto Marte no es un lugar para vivir, permanente. El costo de vida es elevadísimo de acuerdo al standard exigido por una sociedad dependiente en la alimentación, energía, productos manufacturados de primera y última generación de los demás planetas. Entonces tal como su nombre lo indica permanece siendo un lugar de paso.
El último año con mi trabajo generé plus en dividendos y decidimos con Hilda tomarnos, al comienzo de la licencia, un fin de semana en Puerto Marte. Todos sabemos los servicios son de “un mundo exclusivo”. Hilda se encargó de reservar y tranzar el crédito, sólo faltaba llegar allí.
En Estación Interplanetaria de la Luna terminando de cerrar, se presentó un cliente recomendado con cinco rombos. Atender un caso así futuriza plus nada depreciable. Así que avisé a Hilda se adelantara y en cuanto terminase subiría al trasbordo, siempre pensando en darle una atención máximo de tres vueltas al arribado.
Su nombre, Alberto B.P. me recordó a un tío. Su historia comenzó llena de anécdotas por llevar una vida considerable y ser una persona de gran imaginación. Había nacido en la Tierra entre pocos y luego de graduarse en ingeniería biogenética había visitado los planetas civilizados, trabajando y enamorándose en cada uno.
Puerto Marte
En el piso supremo de la Torre los plantones de vigía cuentan con habitaciones individuales y sala colectiva de sociales. Esta gente es seleccionada entre lo destacado en deportes y resoluciones astrológicas. No en vano pues su misión requiere dominio del cuerpo y de la mente alerta.
El sistema mantiene la corona así dispuesta desde eras desarrollistas ya que la amenaza marxiana habría obligado a parapetarse y proteger las propiedades de las hordas llegadas del sistema inclusivo.
La construcción del complejo, realizada en base a los diseños de Pieter Brueghel, rectificándose por los ingenieros espaciales los arcos y otros detalles de puntalaje, así las Torres no se derrumbarían más allá de lo intencional. Así que por fuera son superficies compactas y con acceso múltiple. Por dentro poseen ductos ascendentes, disposición de pisos en espiral admitiendo la subida convencional o caminando. Dada la extensión martiana se dispuso una distancia equivalente a dos Babel entre cada Torre, así romper el efecto dominó en caso de un ataque foráneo.
Hilda llegó a la Torre 100.000 repasando digitalmente los saltos a dar entre la llegada y registro, hasta estar ubicada. Después esperar.
Estar en la Luna
Alberto no se arrepentía de una vida muy rica en aconteceres, no había formado una pareja estable, pero su familia estaba integrada por hermanos y sobrinos. Ahora considerando la etapa determinante de su línea, se presentaba a mí para declarar sus bienes y marcar los derechos y obligaciones de sus herederos. La mitad se dispondría a partes iguales para sus hermanos, un cuarto para los sobrinos y el último cuarto para quienes le atendían a su servicio personal. Aquello no tenía mucha ciencia en la declaración pero su práctica implicaba meterse con la mayor fuente de energía en la Luna, la guatepeca.
La guatepeca había sido descubierta por una científica lunática cuando casuística la llevó a estornudar en el polvo recolectado del suelo lunar. Las partículas más livianas volvieron a posarse en el recipiente, quedando las pesadas en el aire, suspendidas y la doctora no se hallaba en un espacio antigravitatorio. Estas pesadas partículas resultaron ser contenedoras de un gas cuyo reactivo es líquido y su expansión lentifica a través de las paredes.
Se acuerdan de los peloteros donde los tatarabuelos jugaban, bien así fueron armadas las primeras cajas de partícula guatepeca. Peloteros of potencia: pop o como gustan los arribados pelotero de orozuz: pedo, dado el olor y sabor dulce que tiene la guatepeca; según leyenda ya que probarlo es muerte segura.
El bisabuelo Ramón repetía ante aquellos primeros pop: “hay que vivir para creerlo”. Y yo viviendo para creer que el propietario de su producción necesita nombrar un apoderado externo que oficie de director en el vuelo del puzzle a las diferentes cabezas de familia.
Tres vueltas resultó poco ante un personaje digital. Me olvidé de Hilda para variar y del comienzo de las vacaciones en Torre 100.100 de Puerto Marte. Amaneciendo mi mente no podía parar en cálculos y estratagemas para asumir una propuesta que a todas guatepecas me sobrepasaba pero yo no quería desistir.
Puerto Marte
Hilda descansó a pura tiniebla luego del remojón y deglución. El lecho cambiaba la temperatura a necesidad del cuerpo y la densidad se graduaba a la porosidad ósea.
- Estos martianos no paran en aplicar el último gensoma a todo artefacto diario. Casi sensitivos, al menos en lo externo se vuelven y me pregunto sí también lograrían darle un soplo de sentido interno. Así en vez de hablar sola quizá la conversación se volviese trasensorial.
La ficción ha estado relacionada con mundos futuristas, durante el siglo XX. Textos e imágenes donde a veces las necesidades humanas son cubiertas a través del desarrollo científico, industrial y tecnológico. De alguna manera estamos insertos en ese mundo visionado por nuestros antepasados.
Supongamos, un acabado todo ¿qué mundo podría recrearse? y entonces aparecen desarrollos medievales con toda la carga del sistema feudal o tribal. También están las sagas de mundos paralelos, animales que hablan, mundos dominados por ciborgs con los humanos de esclavos, loopers, rulos donde el relato no transcurre lineal sino en saltos temporales. En fin, a medida que la locura humana se concreta, acaso debiéramos fantasear con cierto recato, tomando responsabilidad, no de un pacato código moral sino de una consecución de nuestra condición ¿Qué condición? Finitos-fin.
“Hilda en Marte y yo en la Luna”1
Puerto Marte no es un lugar para vivir, permanente. El costo de vida es elevadísimo de acuerdo al standard exigido por una sociedad dependiente en la alimentación, energía, productos manufacturados de primera y última generación de los demás planetas. Entonces tal como su nombre lo indica permanece siendo un lugar de paso.
El último año con mi trabajo generé plus en dividendos y decidimos con Hilda tomarnos, al comienzo de la licencia, un fin de semana en Puerto Marte. Todos sabemos los servicios son de “un mundo exclusivo”. Hilda se encargó de reservar y tranzar el crédito, sólo faltaba llegar allí.
En Estación Interplanetaria de la Luna terminando de cerrar, se presentó un cliente recomendado con cinco rombos. Atender un caso así futuriza plus nada depreciable. Así que avisé a Hilda se adelantara y en cuanto terminase subiría al trasbordo, siempre pensando en darle una atención máximo de tres vueltas al arribado.
Su nombre, Alberto B.P. me recordó a un tío. Su historia comenzó llena de anécdotas por llevar una vida considerable y ser una persona de gran imaginación. Había nacido en la Tierra entre pocos y luego de graduarse en ingeniería biogenética había visitado los planetas civilizados, trabajando y enamorándose en cada uno.
Puerto Marte
En el piso supremo de la Torre los plantones de vigía cuentan con habitaciones individuales y sala colectiva de sociales. Esta gente es seleccionada entre lo destacado en deportes y resoluciones astrológicas. No en vano pues su misión requiere dominio del cuerpo y de la mente alerta.
El sistema mantiene la corona así dispuesta desde eras desarrollistas ya que la amenaza marxiana habría obligado a parapetarse y proteger las propiedades de las hordas llegadas del sistema inclusivo.
La construcción del complejo, realizada en base a los diseños de Pieter Brueghel, rectificándose por los ingenieros espaciales los arcos y otros detalles de puntalaje, así las Torres no se derrumbarían más allá de lo intencional. Así que por fuera son superficies compactas y con acceso múltiple. Por dentro poseen ductos ascendentes, disposición de pisos en espiral admitiendo la subida convencional o caminando. Dada la extensión martiana se dispuso una distancia equivalente a dos Babel entre cada Torre, así romper el efecto dominó en caso de un ataque foráneo.
Hilda llegó a la Torre 100.000 repasando digitalmente los saltos a dar entre la llegada y registro, hasta estar ubicada. Después esperar.
Estar en la Luna
Alberto no se arrepentía de una vida muy rica en aconteceres, no había formado una pareja estable, pero su familia estaba integrada por hermanos y sobrinos. Ahora considerando la etapa determinante de su línea, se presentaba a mí para declarar sus bienes y marcar los derechos y obligaciones de sus herederos. La mitad se dispondría a partes iguales para sus hermanos, un cuarto para los sobrinos y el último cuarto para quienes le atendían a su servicio personal. Aquello no tenía mucha ciencia en la declaración pero su práctica implicaba meterse con la mayor fuente de energía en la Luna, la guatepeca.
La guatepeca había sido descubierta por una científica lunática cuando casuística la llevó a estornudar en el polvo recolectado del suelo lunar. Las partículas más livianas volvieron a posarse en el recipiente, quedando las pesadas en el aire, suspendidas y la doctora no se hallaba en un espacio antigravitatorio. Estas pesadas partículas resultaron ser contenedoras de un gas cuyo reactivo es líquido y su expansión lentifica a través de las paredes.
Se acuerdan de los peloteros donde los tatarabuelos jugaban, bien así fueron armadas las primeras cajas de partícula guatepeca. Peloteros of potencia: pop o como gustan los arribados pelotero de orozuz: pedo, dado el olor y sabor dulce que tiene la guatepeca; según leyenda ya que probarlo es muerte segura.
El bisabuelo Ramón repetía ante aquellos primeros pop: “hay que vivir para creerlo”. Y yo viviendo para creer que el propietario de su producción necesita nombrar un apoderado externo que oficie de director en el vuelo del puzzle a las diferentes cabezas de familia.
Tres vueltas resultó poco ante un personaje digital. Me olvidé de Hilda para variar y del comienzo de las vacaciones en Torre 100.100 de Puerto Marte. Amaneciendo mi mente no podía parar en cálculos y estratagemas para asumir una propuesta que a todas guatepecas me sobrepasaba pero yo no quería desistir.
Puerto Marte
Hilda descansó a pura tiniebla luego del remojón y deglución. El lecho cambiaba la temperatura a necesidad del cuerpo y la densidad se graduaba a la porosidad ósea.
- Estos martianos no paran en aplicar el último gensoma a todo artefacto diario. Casi sensitivos, al menos en lo externo se vuelven y me pregunto sí también lograrían darle un soplo de sentido interno. Así en vez de hablar sola quizá la conversación se volviese trasensorial.
- Bah, no dejarían de ser serviciales. Una mirada
y la cafetera se inclina a depositar su negro líquido en la taza solícita de contenido. No cambiarían su finalidad.
- En cambio, sí le vendría bien un serafinbyte de sentido
interno a mi marido ¿cuándo va a llegar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario