![]() |
¡Qué estable! repitió el psiquiatra y es cierto. Este año tiene sus particularidades.
El pensamiento recurrente era tipo ¿a qué hora llegará? ¿dónde estará? ¿qué le pudo pasar?
Desde marzo me quiero ir de casa, somos muchos, el espacio no da; no tengo incertidumbres sé donde están en todo momento, en casa. Por eso programo irme y lo logro.
Es difícil mantenerse en el hoy cuando pensas mañana partiré, es un espacio puente y la partición genera vacío. Me encanta el concepto de vacío, recién integrado lo magnifíco ante la materia. Vacío equivale a sin referencias, no lugar, sin vida orgánica.
Si elevo la vista percibo una cúpula como si fuese el planetario pero al sobrepasar la tierra no hay forma para describir, no puedo percibir lo no nombrado, irreproducible, sin réplica.
La imaginación trae una gran cinta de Moebius a contener lugar, espacio, momento y una asociación, cierro los ojos, ahí está. Inaudito una cúpula, caverna, llena de materia articulada puede replicar el infinito en un entorno aportado por imágenes.
Tengo conciencia de mis sienes ajustadas por los lentes, continuamente latiendo, el occipital resalta en un aro de presión como si un pulgar estuviese empujando y la base en el cuello es como goma tirante, completa el conjunto un ruido a arena cuando giro la cabeza, ésta ridícula esfera produce vacío.
Sin agenda notas del destiempo, la incongruencia del atrapamariposas.
Todo papel, alguno puede posar para ser acentado. Sobre, más importa el tamaño, claro que sí, la forma define el estilo. No hay lugar y doblas la oración sin final porque todos esos esquemas de puntuaciones es para que alguien pueda leer, interpretar pero sí es solo dibujar no habrá lectura, ni traducción, una línea demarca las alas otras llenan los círculos y siguen hasta adquirir volumen, cuerpo como en las historietas de Ziraldo.
Comprobación los sentidos se exacerban escucho los pensamientos del otro que soy yo. Comunión sin comulgar, creencias sin crédulos, espíritu sin religión.
El zumbido sin abejas penetra como grillo en mitad de la noche, de la nada. Es esta red neuronal que se espande y las extremidades nuevas, vibran, moviéndose para no extinguirse, punta mariposa aletea hasta caer dormida y volver a remontar al viento.
Sí no hay sentido en la naturaleza más que la reproducción, aquí ahora punta mariposa de la noche, polilla perdida en mi chinela blanca. Te arrojas sin aclarar y reposas hacia dónde volarás.
Soplo aparecen las grietas, rajaduras no del tiempo sino del hecho mal. Sin ayuda del lenguaje queda una caligrafía recostada a la espera de mis siete sentidos sobre los elementos contorneados sin forma ni lugar más ocupan.
Te nombro comienzo al este del paraíso reclamo descubrimiento así nada hace sombra. No vienes a mí estoy en tí gratificada con la ascensión, ostia sin santigüar nadie osa deglutir sacrilegio tú yo sabemos del fluido corrompido del zumbido penetrante
ecolocación
cierro los párpados el azul invade
cómo sabe ostia que preciso tranquilidad
sea dádiva a sí misma
explayada forma seré
onda superficie a flote
tetánica fuerza
invadida punta mariposa
polilla negra
qué ansia
Si elevo la vista percibo una cúpula como si fuese el planetario pero al sobrepasar la tierra no hay forma para describir, no puedo percibir lo no nombrado, irreproducible, sin réplica.
La imaginación trae una gran cinta de Moebius a contener lugar, espacio, momento y una asociación, cierro los ojos, ahí está. Inaudito una cúpula, caverna, llena de materia articulada puede replicar el infinito en un entorno aportado por imágenes.
Tengo conciencia de mis sienes ajustadas por los lentes, continuamente latiendo, el occipital resalta en un aro de presión como si un pulgar estuviese empujando y la base en el cuello es como goma tirante, completa el conjunto un ruido a arena cuando giro la cabeza, ésta ridícula esfera produce vacío.
Sin agenda notas del destiempo, la incongruencia del atrapamariposas.
Todo papel, alguno puede posar para ser acentado. Sobre, más importa el tamaño, claro que sí, la forma define el estilo. No hay lugar y doblas la oración sin final porque todos esos esquemas de puntuaciones es para que alguien pueda leer, interpretar pero sí es solo dibujar no habrá lectura, ni traducción, una línea demarca las alas otras llenan los círculos y siguen hasta adquirir volumen, cuerpo como en las historietas de Ziraldo.
Comprobación los sentidos se exacerban escucho los pensamientos del otro que soy yo. Comunión sin comulgar, creencias sin crédulos, espíritu sin religión.
El zumbido sin abejas penetra como grillo en mitad de la noche, de la nada. Es esta red neuronal que se espande y las extremidades nuevas, vibran, moviéndose para no extinguirse, punta mariposa aletea hasta caer dormida y volver a remontar al viento.
Sí no hay sentido en la naturaleza más que la reproducción, aquí ahora punta mariposa de la noche, polilla perdida en mi chinela blanca. Te arrojas sin aclarar y reposas hacia dónde volarás.
Soplo aparecen las grietas, rajaduras no del tiempo sino del hecho mal. Sin ayuda del lenguaje queda una caligrafía recostada a la espera de mis siete sentidos sobre los elementos contorneados sin forma ni lugar más ocupan.
Te nombro comienzo al este del paraíso reclamo descubrimiento así nada hace sombra. No vienes a mí estoy en tí gratificada con la ascensión, ostia sin santigüar nadie osa deglutir sacrilegio tú yo sabemos del fluido corrompido del zumbido penetrante
ecolocación
cierro los párpados el azul invade
cómo sabe ostia que preciso tranquilidad
sea dádiva a sí misma
explayada forma seré
onda superficie a flote
tetánica fuerza
invadida punta mariposa
polilla negra
qué ansia