14.4.15



Líneas de la palma

Textura sin urdimbre en el aire se entreteje, se entretiene,
sostiene, suspende, conmueve, eleva, ampara.
Cualquier volado, por ej. voladizo, da aire, fuera de tiempo.


Una mujer desnuda un trozo de hoja de palmera. Arranca una fibra tras otra. Deja al descubierto las capas desde el marrón rojizo hasta el color piel, hilo tras hijo. Cuando termina, para de arrancar, le queda una lámina exterior en forma de llama detenida y una herradura en vértice.
La hoja pelada permite ver las fibras verticales, horizontales, angulares, gruesas, finas, lisas, zigzagueantes. La mujer palpa unas y otras y se pregunta: ¿qué les imprime la dirección? ¿cuál es la urdimbre donde se tejen?
La acción implica algo externo. Un exterior que casi obliga al movimiento. Por ejemplo cuando Penélope desteje o Eva acepta, incitada al gesto. Las horas, hojas, filas, reglas, esperas donde nada acontece hasta que de pronto la contracción conmueve hasta cambiarlo todo ¿Por qué la acción ha de ser el punto, la clave? Y todo lo que antecede, rodea, persigue, acompaña, dice, no dice, piensa, no piensa. Pucha, me cuesta reconocer el valor de cambio de la acción, actitud, provocación, progreso. La naturaleza muestra un continuo de repetición y la acción puede que le haga mella en el corto plazo, más nada. Yo preciso de la urdimbre para estar viva, en acción. La naturaleza, sus elementos tienden la estructura que me sostiene: tierra, agua, aire y fuego.

Queriendo descubrir la trama en la hoja de palma
levanté hilo por hilo, tiré cada fibra,
despunté el orillo, perfilando la orilla.
Deshice la hoja persiguiendo al sin sentido.
Hollé al tejido natural, roto,
hasta quedar con un corazón corrompido.
Cada hilo tendía un surco, vaivén de la huella,
hendidura que forma la figura.
Encontré la falta del lenguaje
por la escritura que arma mi postura.

Al tramado insisto reteniendo los hilos,
rompiendo la textura, interviniendo al texto,
ordenando al cuerpo, atrapando al acto,
rumoreando sin oírlo, ejerciendo sin oficio,
olvidando qué amo, deseando sin deseo.
Así suelto la hoja, testeo la rotura,
oficio la intervención, incorporo la acción,
oigo al rumor: qué desorden de hilos,
tramo al ejercicio y la palabra mete,
encubre de mí, al olvidar qué deseo.

Hendidura, surco de hilo tirado,
tejido, echado, lado a lado, deseando
al hecho, hechura, naturaleza y mímesis.
Una tiende la otra sigue, hilo con hilo,
tramando textura en surcos hendidos.
Giro la hoja de palma en mi palma,
los hilos extendidos encubren hendidura
y extendida la palabra entrama la duda,
vaivén desde el que al deseo del alma.